martes, 19 de abril de 2011

Poesía magallánica

LA TORRE de la POESIA

Vivo en una casa grande
que denominó “ La Torre de la Poesía”
nuestro amigo Pablo Neruda.
A veces me pregunto
¿por qué lo dijo?
Y siento que quedó en el aire
la respuesta

Mi casa está enclavada
en el Barrio San Francisco
en las calles Londres con París.
Tal vez por esas geografías
lejanas a lo nuestro
se mantiene mi vida en desconcierto.

Mi calle se ha ido transformando
acorde con los tiempos.
Permanecen pocos residentes.
En las grandes casas
de mi Barrio Patrimonial
sacrifican sus vidas
Gerentes y Empresarios.
Los vislumbro partícipes
de un mundo globalizado
que como único fin
les interesan los negocios
y las ventas.
Preocupados en un solo objetivo
en esta guerra financiera
del mundo de hoy.
Unidos a los otros ,
queriendo convertir el universo
en un gran centro de poder
y como lógica  única, la inversión.
Conocidos sus principios:
concentrar la riqueza
en menos manos
y extender la pobreza
en marea desesperada.

Ellos se sienten pertenecer
al orden nuevo,
que trabaja día y noche
bajo sus únicos principios:
quién no produce,
quién no consume
y quién no tiene dinero
está sobrando en este mundo.

Mis vecinos, Gerentes y Empresarios
me miran con enojo,
soy como un ente raro.
Ayer sin ir más lejos,
me propusieron,
ustedes perdonen que les hable
tan directamente
de lo que me viene sucediendo.
Tanto espacio, me dijeron,
debe usarse para almacenar
mercadería productiva,
una gran bodega
como distribuidora de ganancias.

Y yo allí plantada
en medio de este presente
desigual y fragmentario.

Riéndome, como
quién gana una batalla,
defendiendo mi Casa de Cultura,
mi Galería de Arte,
mis amadas bibliotecas,
gritando interiormente :
revertiré lo que ellos quieren
los dejaré donde están,
en sus espacios
sin horizontes,
sin pautas, sin senderos
sin pasado ni futuro.

Los daré vuelta,
los pondré patas arriba,
porque este espacio es mío.
Salvaré mi casa.
No permitiré su transformación
en una bodega oscura
de mercados contaminados.
Con rabia y con desquite
estoy gritando:
Abriré horizontes insospechados.

Luego me quedo en silencio:
Será sin gritos,
ni alzamientos de voz,
ni mensajes panfletarios,
porque encuentro la respuesta
que dejó en el aire
nuestro amado Pablo.
Mi casa deberá seguir siendo
por siempre  “La Torre de la Poesía”.


               MARINA LATORRE URIBE.

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